El sábado 8 de marzo de 2014 nos juntaremos en Atxarte para hacerle un pequeño homenaje a Ane, plantar un árbol que crezca fuerte, y comer todos juntos en el valle.

Si te apuntas avisanos antes del miércoles para que te guardemos un lugar en la mesa.

También pasaremos la tarde juntos y nos quedaremos a dormir en un caserío que nos ha ofrecido un amigo.

Os presentamos esta iniciativa de Nahia, amiga de Ane, para que participeis y el album de recuerdos de Ane sea lo más extenso y bonito posible.

24 de febrero de 2014, es mi cumpleaños pero no hay celebración. A la mañana recibo la triste noticia de la muerte de Ane y mi mente va poco a poco atrofiándose, volviéndose gris, se seca y duele como una resaca brutal. Todo se confunde mientras todo continúa. Aunque sigo funcionando ya no estoy realmente ahí.

De repente me transporto al pasado, sin poder volver por mucho tiempo. Me levanto de la cama y la mañana me huele a roca y cuando cojo las cosas todo tiene el tacto de la cuerda. Salgo a la calle y estoy entre la bruma de Picos de Europa y cuando me acuesto en mi habitación me duermo entre las risas de los colegas en un vivac húmedo y frío, con sabor a chusta y sopa de sobre. Y me divierto como nunca, deseando que se haga de día.

Deambulo por la ciudad, cojo el coche para ir al trabajo y otra vez estoy subiendo a pie por un camino escarpado que me lleva a una montaña. La mochila es pesada, como siempre, y su peso es el peso de mi vida. En los bordes hay pequeños matojos de hierbas, salvajes, que pujan por ver el sol y beber la lluvia, todo son piedras blancas, con puntas, ángulos, chimeneas, grietas. Un grupo de sarrios corren por un nevero creando un pequeño ruido a su paso como el sonido de una ráfaga de viento.

Después bajo por una ladera, deslizándome entre la nieve y siento su olor a frío y vida. Otras figuras me acompañan con ropas de colores, susurros y risas. Y me siento poderosa. Luego atravieso una chimenea y usando los piolets logro superar un resalte de roca y diviso una cima y se hace un gran silencio, y siento tu sonrisa junto a mi, y te siento contenta por lo que ves, acompañándome. Y ahora siento que la luz me inunda y el paisaje me calma. Verlo todo desde arriba me libera, ya no siento peso alguno. Y tu sonrisa sigue ahí y tus ojos brillan reflejando el momento como si miraras otra vez a la cámara y posaras mientras ordenas la cuerda en la reunión. En cada cima te llevo para que puedas verlo, mientras esté aquí.

Y vuelvo y me encuentro dos días después escribiendo esta carta de despedida, y me abrazo a la vida y a las personas que me rodean con tanta fuerza y te imagino y tu imagen me sigue transmitiendo más fuerza y pienso que vamos a seguir haciéndolo bonito… eskerrik asko zure bizitza gurekin konpartitzeagatik.

Leire Zubero        

Ane Rubio, compañera de aventuras, montañas y escaladas nos ha dejado, pero su recuerdo seguirá muy vivo dentro de nuestros corazones.

El más sincero y fuerte abrazo de todo Gailurra MT para Iker, Pablo y Alize, y para sus padres y hermanos.